En al película de Todd Field, Tár, el escenario de la Dresden Kulturpalast se convierte en una especie campo de batalla. En el momento en el que Cate Blanchett baja los brazos, un poderoso estruendo resuena en el auditorio. Más tarde, se precipita desde las alas al pódium para placar a su inadecuado suplente y cae en el abismo que espera al otro lado.
Lydia Tár es la directora ficticia de una importante orquesta de Berlín. La película la muestra en lo alto de la cumbre de la cultura alemana tras un ascenso, aparentemente, libre de trabas, antes de que su naturaleza abusiva se revele públicamente y sufra una rápida y surrealista expulsión.
El diseño de la refinada Dresden Kulturpalast recuerda, sin duda, a la Berlin Philharmonie. “Es lo que se denomina auditorio ‘vineyard’, aunque el nuestro más bien se asemeja al Sapporo Concert Hall en Japón”, me comenta Frauke Roth, intendente de la Dresdner Philharmonie desde 2015.
La orquesta de Dresde juega un importante papel en la película y, frente a la cual el personaje de Blanchett tiene que presentarse no solo como directora, sino como esposa. Nina Hoss interpreta la pareja de Lydia Tár y es el primer violín de la orquesta. (Fue Wolfgang Hentrich, concertino de la Dresden, quien le dio clases de violín).
Para la orquesta, firmar un proyecto como este puede generar cierta inquietud, sobre todo teniendo en cuenta el tema. “De hecho, no vimos todo el guión”, comenta Roth, “solo nos dieron un resumen en un folio A4, eso fue todo. Solo teníamos una vaga idea de la historia. Pero al poco tiempo me llamaron, nos reunimos varias veces y se generó un buen clima de confianza”.
“Creo que fue unos dos o tres días después de aquella primera llamada, que todo el equipo de Todd Field se presentó aquí junto al productor alemán Uwe Schott”, continúa Roth. “Rápidamente, nos convencimos de la seriedad de Todd Field. Poco después conocimos a Cate Blanchett. Es grandiosa”.
¿Cómo se supone que debe prepararse un actor para el momento frente a la orquesta? “Bueno, no soy actriz! Pero ese es el trabajo de una actriz”, continúa Roth. “Si tienes que montar a caballo, tomas clases de montar a caballo”. Aunque, obviamente, una orquesta es mucho más que un caballo. “Tengo entendido que también vio muchos videos de directores famosos, en concreto dirigiendo la Quinta de Mahler. Hizo lo que cualquier actor profesional de primera fila haría. Natalie Murray Beale hizo un fantástico trabajo con ella”.
La carrera de Tár, antes de los eventos de la película, como protegida de Leonard Bernstein recuerda inevitablemente a otra directora: Marin Alsop. Entrevistada en The Sunday Times, cuando la película se estrenó en Reino Unido, comentó, “muchos aspectos superficiales de Tár parecen alinearse con mi propia vida”. “Me sentí ofendida como mujer, me sentí ofendida como directora, me sentí ofendida como lesbiana”.
Roth no relacionó ninguna similitud entre Tár y Alsop durante la producción de la película. “Conozco a Marin Alsop y es una directora maravillosa. Y siento mucho si se ha visto representada en esta película, pero no creo que eso haya sido intencionado en modo alguno. A Lydia Tár la veo como un personaje que tiene muchas características de muy diferentes personalidades que todos conocemos”.
“Las personas extremadamente exitosas, con mucho talento se encuentran en constante tensión entre el genio y la locura”, continúa Roth. “Y también dentro de las instituciones forman parte de estructuras en las que el poder juega un papel, así como las luchas de poder. Esto es lo que el poder genera en personalidades complejas: se muestra muy fácilmente utilizando la personalidad de un artista. Resulta mucho más visible y tangible con un artista que con un banquero o un abogado, y todos hemos visto ya a alguien jugar ese rol”.
En cualquier caso, el género del personaje principal no debería ignorarse por completo. En una entrevista en la BBC, Cate Blanchett dijo, “No creo que se pueda hablar sobre la naturaleza corruptora del poder de una manera tan sutil como Todd Field lo ha hecho como director si la figura central fuera un hombre, se entiende perfectamente lo que es. Creo el poder es una fuerza corruptora independientemente del género de la persona. Nos afecta a todos”.
Sin embargo, no hay ninguna directora principal en ninguna de las orquestas alemanas más importantes. Las orquestas europeas han contratado directores jóvenes (y quizá con poco experiencia), con la esperanza de que un líder más joven ayude a rejuvenecer la musicalidad del conjunto (o a incrementar la venta de entradas). Klaus Mäkelä, nacido en 1996, ha sido nombrado director principal del Concertgebouw recientemente, por ejemplo. Las cifras de Bachtrack de 2022 indican que la edad media de los directores ha descendido en los últimos años.
En algunos sitios se han nombrado directoras principales -Susanna Mälkki, Dalia Stasevska, Debora Waldman, Marie Jacquot, Elim Chan, Eva Ollikainen, Karina Canellakis, Anja Bihlmaier, Nathalie Stutzmann y Joana Carneiro ostentan puestos como directora principal en Finlandia, Francia, Bélgica, Dinamarca, Islandia, Holanda, Noruega y Portugal. Pero no hay directoras principales en Chequia, Hungría, Irlanda, Polonia, España*, Suecia o Suiza. En Alemania, solo la Staatsphilharmonie Nürnberg está encabezada por una mujer, la directora Joana Mallwitz. Con la salida de Mirga Gražinytė-Tyla de Birmingham, no hay directoras principales tampoco en Reino Unido.
Blanchett (y posiblemente también Tár) nació en 1969, y el ascenso de Tár se supone que sucedió no solo durante la pasada década, sino a lo largo de los 90 y 2000 (tal y como se detalla en su biografía, que explica Adam Gopnik en The New Yorker en la escena inicial). Pero de las directoras que acabamos de mencionar, la mayoría nacieron en torno a 1980 o posteriormente.
Quizás, la persona a la que Tár más se aproxima generacionalmente no es Marin Alsop, sino Susanna Mälkki, también nacida en 1969. La carrera de Mälkki se ha centrado no el repertorio sinfónico más habitual, sino en la música contemporánea, de manera más notoria con el Ensemble InterContemporain, del que fue directora musical de 2006 a 2013. En los 2000, era una de las pocas directoras de primer nivel en Europa. (Casualmente, en la película, Lydia Tár desprecia con sarcasmo una obra de música contemporánea de la compositora islandesa Anna Thorvalsdóttir, e intimida al joven director que la está ensayando).
En 2022 Mälkki hizo su muy esperado debut con la New York Philharmonic en el Carnegie Hall, y se especuló sobre la posibilidad de que fuera candidata al puesto de principal. Un director de su talla y progresión era muy buena opción para Nueva York, y teniendo en cuenta su larga carrera en Francia, es revelador que ninguna orquesta francesa o alemana la hayan tanteado.
Frauke Roth tiene curiosidad por cómo se recibirá la película en Alemania, donde se estrena a principios de marzo. Sea cual sea la controversia que la película ha despertado, Roth es optimista sobre que la película refleja la creciente visibilidad de mujeres en la dirección. “Cuantas más mujeres haya que comiencen a estudiar, más habrá al final del camino, al frente de las orquestas. Ya lo estamos viendo ahora y estoy segura de que será más común dentro de 20 años. Las cosas habrán cambiado drásticamente, habrá más modelos y más chicas estudiando dirección. Así que soy optimista en este aspecto”.
*Aunque en España, la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y la de la Comunidad de Madrid están dirigidas por mujeres, no se han contemplado aquí porque para la elaboración del texto se han considerado solo las orquestas occidentales más importantes.
Traducido del inglés por Katia de Miguel